Tradiciones Orales de Guastatoya


  • EL Duende


Antes de que hubiera tele
Mucho antes de las redes.
( Sí,  habían redes de maiz
en mazorca, del malpais)
Si la familia tenía 
Alguna preciosa niña
en edad de “merecer”
Ya con gracia de mujer.
Se rezaba pa’que el  duende,
muy galán y buen jinete,
que en las noches se “aparece",
de ella no se enamorara. 
Porque con sus serenatas
Y especiales cantineadas
Seguro se la ganaba.
Los jefes de las familias
Buscaban el protegerles.
Con tal de alejar al duende,
Se hacían hasta vigilias.

Habían algunos “trucos”
Que seguro no gustaban,
al libidinoso duende, 
 en la entrada de la casa, 
 ponían piedras de sulfuro
  Y cruces de ramas verdes
de Chilco de las Quebradas.

      Unas tijeras abiertas,
       colocadas en la puerta.
       Una herradura de hierro,
        Y unas ramitas de eneldo.
         
         Donde la niña dormía,
         un frasco de agua bendita
           y ajos en las esquinas.
         Oro bajo la almohada
          y la virgen soberana
           hasta arriba colocada.
            Mejor si fuera tallada.


             

             
     No debían de faltar
alguna antigua oración 
Que es una contra del mal 
Y alejan la  tentacion.
Pues en cosas del amor
el  duende era muy sagaz.
Se escribía en un papel,
la oración de San Miguel.

Dicen que el duende tenía
Uno veinte de estatura.
Siempre de negro vestía
El cincho de gran hebilla
Y una daga en la cintura.
Era muy grande el sombrero
 Usaba capa  de cuero.
Sus botas recién lustradas
atrás tenían colocadas
unas espuelas plateadas.



             Dicen que el duende tocaba
             como nadie la guitarra.
              Las rancheras mexicanas
              cantaba en las serenatas.  
                Tras las puertas y ventanas
                donde dormía su amada.

 ALGUNOS rayos traviesos
que jugaban en el cielo.
Suspendía la  faena
 Y muy  junto a los luceros
Iluminaban la escena
donde aquel enamorado,
las madejas de su pelo
entre sus manos tomaba.
Y suspirando de anhelo
Con paciencia las trenzaba.

  Cuando estas cosas pasaban
   La niña estaba “ganada”
   Como una Rosa del campo
   De a poco se marchitaba.

Que te hiciste enamorado
De aquellas noches sin luna,
Jinete de los establos,
¿Ya no estamos en tu ruta?
Se me hace que no te gustan
(alguien te fue con el cuento)
que las niñas de este tiempo,
son como el café molido.
Apenas tienen quince años
Ya quieren tener marido.

No les gustan los poemas,
ni les gustan las rancheras.
Así que duende bandido
¡Tu ya estás en el olvido!


           
           
    

    
     







               









         






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