Triste y Cuitado Mientras la tarde se escurre para engendrar la mañana. Oigo al cenzontle trinar con su flauta campirana. Y yo triste y cuitado por muchas horas de encierro me alegra tanto su canto como la lluvia en el cerro, donde veo dormir al sol con la caricia del viento. Con el tic tac del reloj y Dios en mi pensamiento. Pidiéndole en oración ¡Fuerza en el confinamiento!
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