No busca  el corazón para quererte
Que haya un  plus de persona distinguida
ni  busca ser dueño de tu vida,
y que creas que soy tu buena suerte.
Me mueve el brillo de tus ojos,
reflejos de una flor en la penumbra. 
Sublimes como el sol que siempre alumbra
la larga senda oscura y con abrojos. 
 Muévemd, ser por ti, si necesitas,
una voz que te alerte de tu sino,
sostén sin condición en tu destino,
O una ánfora para ejuagar tus cuitas.
Yo siempre voy a estar por el camino,
con tu autorización, si no me quitas.






En un viejo parque
en el mes de junio
de noche muy clara
Por el plenilunio.

.Sentado en  las bancas
un hombre ya cano
con sus luengas barbas
que mesan sus manos,
con rostro cansado
 con surcos de arrugas
que dejan los años.




Narra muy pausado,
con voz que se apaga
con sorbos de llanto,
la vida pasada.









Nuestra hija era
princesa  absoluta 
nosotros  los viejos
Trazamos su ruta
Así le enseñamos
 a volar por sueños
Y por las estrellas
  si surcaba el cielo.

Con la abnegada,
ojos de desvelo.
sumamos empeños
Nos hicimos viejos.
al moldear la arcilla,
 poniéndola al fuego
con llamas de vida.

Un día la princesa
llena de belleza
se hizo mariposa.
Con sus tiernas alas
cual pálidas rosas,
buscó en otras cosas
lo que nuestro mundo
nunca le mostraba.
 Cambio su mirada
dulce y primorosa
Perdió la inocencia,
le ganó al amor
sublime del alma,
la concupiscencia,
que llegó en mensajes
muy subliminales
de tele y de radio
Y  redes sociales

Sucumbió a la voz
de algunos perversos
Y siguió sus huellas
Por malos senderos.
que la encaminaron
A violar las normas
Y vimos con llanto
que se puso sorda
a nuestras palabras
y al rezo que implora.

Se nos  rompió el alma
cuando la absoluta
le dijo a su madre
 "Señora caduca"


y al darle consejos,
fraguados en años,
sin respeto alguno
dijo ¡Desfasado!
  ¡¡Te tildan de ruco!
los civilizados.

Tambien dijo claro
-Yo no voy a oir
al siglo pasado.
vivo en el veintiuno
siglo de adelantos
y de iluminados.

¡Quien orienta el hilo
de los maleficios
 lleva lo que quiere
hacia el precipicio.

Cuantas veces fuimos
a algún preventivo.
porque consumió
lo no permitido.
porque entró y robó,
porque lesionó
y tantos delitos.

hasta delinquir
en lo mas sagrado
el cegar la vida
de inocente humano.


 





Y surgió la duda
¿Tienemos la culpa 
Nosotros los viejos?
De que se nos perdan
Las dulces princesas
la de nuestros sueños.



lo que mal hicimos
fue quererla tantos
Y elevar un trono
donde la adoramos.

los padres sabemos
y con mucho acierto
que nuestros muchachos
hijos son del tiempo.


 Pobre la  princesa
  hacia un laberinto
condujo sus pasos.
¡Que triste destino!
Allí solo se habla
de puerta de entrada.

No sólo lloró ella
Lloró la abnegada
 Y yo tengo el alma
más que destrozada,
pues de tanto  llanto
la de los develos
una noche aciaga
se me fue hacia el  cielo









El año pasado
hubo una llamada
Perdón padre mío
Fueron sus palabras.

 

Princesa del alma
Nunca estaré lejos,
este triste Ruco
siempre sera el viejo
que tanti te ama

El viejo calló
Bajo su mirada
caminando lento
se fue a su morada
donde sólo pasa
Las noches plateadas.




















y te nos Rompiste  

No busca  el corazón para quererte
Que haya un  plus de persona distinguida
ni  busca ser dueño de tu vida,
y que creas que soy tu buena suerte.
Me mueve el brillo de tus ojos,
reflejos de una flor en la penumbra. 
Sublimes como el sol que siempre alumbra
la larga senda oscura y con abrojos. 
 Muévemd, ser por ti, si necesitas,
una voz que te alerte de tu sino,
sostén sin condición en tu destino,
O una ánfora para ejuagar tus cuitas.
Yo siempre voy a estar por el camino,
con tu autorización, si no me quitas.














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