El Pijuy

El Pijuy no tiene garbo,
me repetía mi hermano.
Si caminaba conmigo
por suelo Guastatoyano.
En una rama o en vuelo
parece papel quemado,
es un juguete del viento
para un lado y otro lado.
Pero el Pijuy desgarbado,
al trinar es un experto,
cuando termina el verano
y nos regala un concierto.
En lo alto de algún palo
es un ruego sin  desmayo,
con prodigiosa siringe,
por el agüita de mayo.
Si oyes un Pijuy cantar,
cuando ya va atardecer
tu cielo se va alegrar
porque vas a ver llover.

Descubrir lo que hay por dentro,
no ha de tener parangón.
Por eso la mejor vista
te la brinda el corazón.

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