Al terminar la jornada
Y regreso a mi  morada,
llevo  un costal de pesares
Y un talego de esperanzas.
¡La vida y sus avatares!
Las aguas bravas y manzas.

Entre las tupidas matas,
a unos pasos de la  entrada
Siempre locuelos me esperan
los “Chontes”de la quebrada.
Me gustan cuando remedan
Al gato de la vecina, 
de la casa de la esquina
  que tiene grande el portón.
Ese Mish con su “minina”
no  oculta su admiración 
por el pájaro que trina
 con un “miau” de imitación.

Yo me  visto de cantor
O quizá de remedero
De un verso reguetonero
para el “gato volador”

¡Ese gato volador! 
Ése gato volador.... 






Dc Mora





  

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